Las Médulas
Espacio Natural por la Junta de Castilla y León en 1992
Patrimonio de la Humanidad desde 1997
La Zona Arqueológica de Las Médulas se encuentra en la provincia de León
a veinte kilómetros de Ponferrada, entre los pueblos de Las Médulas, y
Orellán Geológicamente, Las Médulas se sitúan en el extremo SO de la Fosa del Bierzo, entre la Cuenca del Duero y las cuencas del interior de Galicia. La Fosa del Bierzo está rodeada por rocas metamórficas del Paleozoico (calizas, pizarras y cuarcitas), que se plegaron durante la Orogénesis Hercínica. Por el E, de manera localizada, aparecen también rocas graníticas.
Las Médulas es una de las tres cubetas que forman la Fosa del Bierzo. La longitud de esta cubeta es de unos cincuenta kilómetros, con una anchura de veinte kilómetros. Es una zona de fuertes pendientes tanto hacia el Sil, al N y O, como hacia su afluente el Cabrera, situado al S. Hacia el E está unida a las últimas estribaciones de los Montes Aquilianos a través de crestones montañosos. En el centro de las Médulas se encuentran los depósitos fluviales rojos del Mioceno, en los que se hallaba el yacimiento aurífero.
La mina de Las Médulas tiene unos tres kilómetros de anchura y más de cien metros de profundidad. La extracción minera supuso la realización de enormes desmontes en una zona de algo más de seiscientas hectáreas, calculándose que se removieron unos cien millones de metros cúbicos de aluvión. En total el número de hectáreas transformadas fue de mil doscientas, ya que los estériles generados por la explotación ocuparon valles y vaguadas. No existe acuerdo en cuanto a la cantidad de oro que se extrajo, pero se calcula que fueron unos 1.500.000 Kgs
La Zona Arqueológica de las Médulas (ZAM)
La ZAM abarca unas doce mil hectáreas, de las que mil doscientas son de origen romano y cien corresponden al entorno del Lago Carucedo.
Las poblaciones prerromanas de Galicia, León y Asturias practicaban una minería del oro de tipo artesanal, extrayendo, limpiando y cribando las arenas y lavándolas con una batea. El oro obtenido era empleado para crear una orfebrería relativamente rica.
Tras las Guerras Cántabras (29 a.C a 19 a.C), finaliza la conquista romana de la Península Ibérica. Pronto comienza la evaluación de la explotación de Las Médulas y de su rentabilidad. En puntos situados al N y E del pueblo de Las Médulas, se hicieron extracciones selectivas sobre los niveles sedimentarios más ricos en oro.
Durante el siglo I aumentó el interés de los romanos por esta explotación, probablemente debido a que el emperador Augusto estableció el aureus y eldenarius como base del sistema monetario. El aureus tenía 7,8 g de oro y eldenarius 3,9 gramos de plata, por lo que se incrementó la necesidad de obtener estos dos metales. El momento de mayor apogeo de la explotación de Las Médulas tuvo lugar en época de Trajano, entre finales del siglo I y principios del II. El declive comenzó a partir del año 150 y el abandono definitivo del yacimiento ocurrió a comienzos del siglo III.
Las Médulas llegaron a ser la mayor explotación aurífera del imperio y para custodiarla, alrededor del año 74 se estableció en León la legión romana Regio VII Gemina. Esta legión había sido creada el 10 de junio del 68 y fue enviada a Hispania para cumplir misiones de policía. Para mejorar las comunicaciones de la zona, entre los años 69 a 96 se construyó la Via Nova, que unía Asturica con Bracara (Braga) y por la que transitaba una gran densidad de tráfico.
Será Plinio el que realice una descripción del método empleado para la extracción del oro que ha llegado hasta nuestros días y al que denominó ruina montium. Consistía en almacenar enormes cantidades de agua en unos depósitos y después introducirla en el interior del monte a través de pozos y galerías sin salida, lo que provocaba que éste se derrumbara debido a la presión del agua y el aire. Después, el agua arrastraba las masas de aluvión en las que se encontraba el oro y las llevaba hacia los canales de lavado.
Otra parte del agua utilizada era aportaba por el río Oza, que procedía de la vertiente N de los Montes Aquilianos. Al Oza se le unía el agua de varios arroyos, como el Guido, Reguerón, Valdecorrales y Rimor, y era llevada a Las Médulas a través de dos canales. También se construyeron más de cien kilómetros de canales para transportar, desde los montes Aquilianos, las aguas que habían sido trasvasadas del Sil y el Duero.
Antes de comenzar a cavar los canales era necesario nivelar el terreno, para lo cual los romanos disponían de varios instrumentos topográficos como la dioptrae una especie de taquímetro empleado en el cálculo de las distancias y niveles.
El chorobates era una larga regla de madera de casi seis metros, con cuatro patas en sus extremos y provista de plomadas que permitían comprobar si el terreno estaba nivelado.
El chorobates también tenía una acanaladura que se llenaba de agua y así se verificaba que el nivel de ésta era igual en todos los bordes, lo cual permitía trabajar incluso cuando el viento movía las cuerdas de las plomadas. Además, este instrumento era más preciso que la dioptrae, ya que sus dos puntos de mira se encontraban más distantes.
Como la mayor parte del oro de Las Médulas se hallaba en los niveles inferiores de la capa sedimentaria, los ingenieros romanos decidieron emplear todo el sistema hidráulico de las arrugias para desmontar de una sola vez las capas superiores e inferiores y acceder a los niveles más ricos en oro, derrumbando grandes masas de conglomerado que luego procedían a limpiar en los canales.
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Plinio el Viejo lo cuenta así:
“Acabado el trabajo las cabezas de los arcos se abren y hienden y dan señal de ruina. Y sólo la conoce aquel que es vigilante en la altura del monte. Éste, con la voz y golpes, manda a los obreros que de presto se aparten”.
“Quebrado el monte cae por si mismo, con tan grande estruendo y viento que no puede ser concebido por la mente humana”
Tras el derrumbe la fuerza del agua continuaba arrastrando la masa de aglomerado. Los estériles de mayor tamaño se eliminaban antes de entrar en los canales de lavado y se acumulaban en murias, algunas de las cuales miden varios metros de altura.
“...hechas cuevas por largos espacios, cavan los montes con luces de candiles, y ellas mismas son la medida del trabajo y vigilias, y en muchos casos no se ve el día.
Posteriormente se retiraban los brezos y se quemaban. Las cenizas se lavaban en un prado de hierba alta y así se obtenía el oro.
Bueno pues despues de un dia muy caluroso del mes de Abril nos marchamos con un agradable sentimiento de haber conocido como en la antiguedad con menos medios la Ingenieria era todo un arte
Estuvimos Merche, Francisco, Paqui, y el que escribe, espero repetir con mas tiempo y mas tranquilidad
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